Los ricos huyen del IRPF: los asalariados soportan ya el 77% de la solidaridad fiscal

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Casi todo el mundo lo sabe y el resto lo sospecha: las rentas del trabajo pagan más a Hacienda que las procedentes del capital o las generadas por actividades profesionales o empresariales. La novedad es que un trabajo publicado por el Instituto de Estudios Fiscales -dependiente de Hacienda- pone los puntos sobre las ies. Y lo hace hasta el extremo de que cuantifica en qué medida la solidaridad económica, entendida como la capacidad para redistribuir la renta entre los ciudadanos, recae fundamentalmente entre los asalariados por cuenta ajena afectados por una nómina mientras que, por el contrario, la aportación a la solidaridad de rentistas, profesionales y empresarios (siempre en términos de recaudación fiscal) se bate en retirada.

Según los autores del estudio, “las rentas del trabajo personal han aumentando intensamente su contribución a la redistribución en más de 14 puntos porcentuales”, alcanzando en 1998 el 76,6% de la capacidad de solidaridad del impuesto. El resto, hasta el 100%, lógicamente, lo aportaron las rentas empresariales y profesionales, pero “con participación decreciente a lo largo del periodo de casi 1,5 puntos”, sostienen los autores del estudio, los profesores Luis Ayala, Jorge Onrubia y María del Carmen Rodado.

En cuanto a las rentas del capital, su comportamiento ha sido claramente “regresivo, como señala el estudio, toda vez que su contribución “ha mostrado año tras año una importante caída” dando lugar a partir de 1995 a aportaciones negativas a la redistribución de la renta, “al operar su gravamen de forma regresiva”. La conclusión que sacan los autores del estudio es que la concentración de la progresividad del IRPF descansa en las rentas del trabajo.

La conclusión a la que llegan los autores es que más de las tres cuartas partes del potencial redistributivo del IRPF procede de las rentas del trabajo, lo que ha permitido absorber “el impacto negativo generado en la distribución por la creciente regresividad de las rentas del capital”.